Las políticas chatarra generan adicción

Hace unos meses escribí una entrada mostrando por qué las ayudas destinadas a la compra del automóvil a cambio de achatarrar un vehículo antiguo eran una mala idea desde el punto de vista económico: estas medidas de estímulo no generan un incremento a largo plazo de las ventas sino que simplemente adelantan ventas que se habrían producido más adelante de todas maneras. Como la política no tiene nada que ver con ello, el gobierno anunció el pasado jueves 24 de enero la renovación del plan PIVE y además lo extendió a coches menos antiguos y vehículos comerciales. Ver aquí.

La extensión del Plan PIVE era algo previsible por un efecto de las políticas de achatarramiento que se acostumbra a pasar por alto: generan adicción. En la medida en que adelantan ventas futuras, la no prolongación del plan lo que conlleva no es volver a la situación anterior al plan sino a una disminución aún mayor de las ventas. Así que ahora el gobierno debe destinar más dinero, 150 millones, al Plan PIVE 2 para evitar que los efectos del primer plan PIVE sean catastróficos. Es irónico que esta prórroga se anunciara justo el mismo día que se supo que se ha reducido el presupuesto para proyectos de investigación en 75 millones (un 19.5%). Esto es lo que pasa con las adicciones…

Los efectos negativos del Plan PIVE contrastan con los resultados que vemos anunciados en la prensa, que únicamente se hace eco de la nota de prensa de la patronal del ramo, ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones). En esta nota de prensa de entretenida lectura se afirma que: “El Plan ha generado una recaudación fiscal de casi 300 Millones €, de los que más de 100 Millones € han correspondido a la demanda adicional generada por el Plan PIVE. Es decir, el Plan PIVE ha multiplicado por 4, la inversión inicial del Plan que era de 75 Millones de Euros.” Difícilmente se puede escribir un texto de manera más capciosa, porque dice que se han generado ingresos fiscales por importe de 300 millones que realmente son 100, aunque el retorno de 4 se calcula sobre los 300. Ni Groucho Marx lo habría hecho mejor.

Los 300 millones provienen de atribuir los 75 mil automóviles vendidos a los efectos del plan PIVE, algo que sabemos que no es correcto. Muchos coches se habrían vendido igual sin el plan. Por ello me voy a centrar en lo que ANFAC considera el impacto adicional de la medida: los 100 millones, que sería coherente con la venta adicional de 25 mil vehículos gracias al plan. No está clara la metodología detrás de esta cifra, pues otros cálculos puramente estadísticos indican que en realidad el impacto del plan podría haber sido del orden de 7,200 vehículos.

Yo voy a hacer un cálculo algo más burdo y voy a analizar la credibilidad de los datos, abstrayéndome del efecto sobre las ventas futuras. Entre octubre y diciembre se vendieron 145.432 vehículos, que según ANFAC habrían sido 25,000 menos sin el plan PIVE. Es decir, las ventas aumentaron cerca de un 21%. Un descuento de 2,000 euros en un vehículo de unos 20,000 euros de media representa una disminución del 10% del precio, que en la práctica habrá sido mucho menor dado que los estudios de planes anteriores como Jiménez, Perdiguero y García (2011)  muestran que los precios suben en una magnitud parecida al subsidio. Así, según este cálculo, la elasticidad de la demanda agregada del automóvil sería como mínimo de 2.1 (un 1% de disminución en todos los precios aumenta las ventas totales un 2.1%). Sin embargo, las estimaciones que existen para España como Moral y Jaumandreu (2007) o Barroso y Llobet (2012) (y de otros países como, por ejemplo, EEUU en el trabajo clásico de Berry, Levinsohn y Pakes (1995)) nos dan un número parecido pero para disminuciones en el precio de un solo modelo. ¿Cuál es la diferencia? Pues que el incremento en las ventas de un modelo consistentes con esa elasticidad provienen en su mayor parte no de aumentos en las ventas totales sino del “robo” de ventas a sus competidores. Pero si bajamos también el precio de sus competidores el efecto sobre las ventas de ese modelo debería ser mucho menor. Así, medidas como el subsidio del Plan PIVE que supongan una disminución en el precio final de 2,000 euros de la gran mayoría de los modelos es muy improbable que consigan elasticidades agregadas en el entorno que sugieren los cálculos de ANFAC.

Los beneficios medioambientales que ANFAC declara que ha generado este plan son igual de poco plausibles: “El Plan PIVE ha permitido ahorrar un 45% los consumos, lo que equivale a 40 Millones de litros de combustible al año. También se han reducido en un 96% las partículas, con ahorros de 89 toneladas al año. Los óxidos de nitrógeno NOx han bajado un 82%, con un volumen de ahorro de 1.200 toneladas año. En el caso del Monóxido de Carbono CO, la reducción es considerable llegando hasta el 82% menos y 3.200 toneladas de reducción al año. Las emisiones de CO2 también remiten con 130.000 toneladas al año y un 52% menos.” ¿Se imaginan que el consumo de carburante se redujera en un 45%? Probablemente se refieren a que los coches nuevos consumen un 45% menos. Esto de nuevo sabemos que no es cierto. Primero, porque dado que este plan significa un adelanto en las ventas sus efectos son simplemente temporales. Tal y como calculaba en el post anterior, la disminución en el consumo de combustible habrá sido en el mejor de los casos de 13 millones de litros. Segundo, estas estimaciones son optimistas por el conocido como Efecto Rebote: El número de kilómetros que hace un automóvil es mayor cuanto más nuevo es. Tal y como muestra Jesús Rodríguez en otro blog, los vehículos nuevos realizan hasta un 65% más de kilómetros que los antiguos, así que mucho más eficientes deberían ser los coches nuevos para contrarrestar este efecto: un coche antiguo que consumía 8 litros a los cien debería reemplazarse por uno que consumiera solo 3.

Parece claro que la nota de prensa está escrita así de manera deliberada (e incluye trozos subrayados en fosforito amarillo que son todo un toque) para confundir a los medios de comunicación. Y lo cierto es que funciona. La falta de una valoración independiente del plan y esta nota de prensa han llevado a que los medios de comunicación de manera generalizada hayan dado por válidos los 300 millones como aportación del plan al erario público (tres ejemplos ilustres se pueden encontrar aquí, aquí y aquí). Esta publicidad gratuita hace populares medidas como el plan PIVE y permite a los gobernantes saciar su adicción sin coste político ¿Cómo evitarlo? Hace falta que los medios de comunicación destinen más tiempo a hacer una valoración apropiada de estas medidas, analizando la credibilidad de los comunicados de prensa cuando provienen de las partes involucradas. Esto proporcionaría una visión más cercana a la realidad del efecto de estas medidas, constituyendo un contrapeso a las presiones de los que realmente se benefician de las mismas.

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