Dos Gráficos de la Recesión Española

En este post voy a usar dos gráficos para comentar la recesión española y ponerla en perspectiva.  Las tasas de crecimiento del producto interior bruto (pib) siempre me han confundido.  Y, cuando son negativas, me confunden todavía más.  Por varias razones.

Porque habitualmente los economistas usamos tres tipos de tasas distintas:  las tasas anuales que se calculan comparando la suma de los pibs de los cuatro trimestres de un año con la suma de los pibs de los cuatro trimestres del año anterior; la tasas interanuales que se calculan comparando el pib de un trimestre con el pib del mismo trimestre del año anterior y las tasas intertrimestrales anualizadas que se calculan comparando el pib de un trimestre con el del trimestre inmediatamente anterior y multiplicando por cuatro el resultado.  Multiplicamos por cuatro porque cuando pensamos en tasas, el periodo de cálculo natural es anual.  Y, además, eso nos permite comparar las tasas intertrimestrales con las demás.  Naturalmente, salvo que digamos lo contrario, lo que comparamos es el pib real.  O sea, el que valora la actividad que se produce en el sector interior a precios constantes de un año base, que en la Contabilidad Nacional Española es el año 2000.

Las tasas negativas tampoco me gustan porque cuando el pib está menguando, la comparación de tasas negativas no nos permite visualizar correctamente lo que de verdad está ocurriendo con el tamaño del pib y, al no poder visualizarlo nos cuesta trabajo valorar la gravedad de la recesión, por lo menos en términos de contabilidad nacional.  En el Gráfico 1 he representado estas tres tasas.  En verde, la tasa anual que he representado en el segundo trimestre de cada año; en rojo, la tasa interanual y en azul la tasa intertrimestral anualizada.  De una inspección casual de ese gráfico, resulta evidente que las tres tasas se mueven más o menos al unísiono, como no podía ser de otra manera, que la tasa intertrimestral anualizada es la más volátil, y que la tasa anual es la más suave.  Por ejemplo, en el momento más duro de la recesión la tasa intertimestral anualizada menguó al 6.4 por ciento en el primer trimestre de 2009; el valor mínimo de la tasa interanual fue del –4.4 por ciento en el segundo trimestre de ese año y el de la tasa anual fue del –3.7 por ciento también en 2009.

Gráfico 1: Las Tasas de Crecimiento del PIB Real Español

 

He añadido una línea discontinua en el 2 por ciento, porque, sin entrar en detalles estadísticos, ésa era, más o menos la tasa tendencial española entre 1994 y 2008.  Además, crecer al 2 por ciento me parece un objetivo razonable para una economía como la española.  Y, por si el 2 por ciento necesitara más refuerzo, esa es la tasa a la que el folklore dice que la economía española crea empleo, o reduce la tasa de paro, o algo así.  La recta del dos por ciento nos ayuda a ponerle fecha a las recesiones.  Si aceptamos que la tendencia de crecimiento de la economía española es el dos por ciento, y usamos una versión simplificada del método de fechar recesiones de la National Bureau of Economic Research (NBER) llegaríamos a la conclusión de que la última recesión empezó en el tercer trimestre de 2008 y que todavía nos queda mucho recorrido hasta salir de este largo túnel.  Me acabo de acordar de la pregunta airada de un buen amigo y alto cargo del gobierno anterior cuando comenté la futilidad de negar la realidad  —¿tú desde cuando lo sabes, listo?, me dijo— pues más o menos, con casi total seguridad, y mirando solo al pib, desde el otoño de 2008.  Aproximadamente con un año y medio de adelanto sobre el diagnóstico oficial.  ¿Y del final de 2012, qué sabemos?  Qué, salvo sorpresas mayúsculas, la tasa anual estará en torno al –1.4 por ciento. ¿Y de 2013? La respuesta más honrada es que Dios dirá.

 

Gráfico 1: El PIB Real en España y en la Eurozona (2008:T1=100)

En el Gráfico 2 he representado no las tasas sino un índice del valor del pib real español.  He normalizado el índice dándole el valor de 100 en el primer trimestre de 2008, que fue cuando el pib alcanzó su máximo histórico y he hecho lo mismo con el pib real de la Eurozona, para tener un término interesante con el que comparar la evolución del pib español.  La curva española nos dice que el pib español tocó fondo en el tercer trimestre de 2009 y que la caída total desde el máximo fue del 5 por ciento.  También nos dice que la recuperación se interrumpió en el segundo trimestre de 2011 y que, según el último dato la caída total ha sido de 5.6 puntos porcentuales.  En cambio la recuperación de la Eurozona fue mucho más rápida. En el segundo trimestre de 2011, la Eurozona ya había cerrado el 65 por ciento de la brecha entre el pico y el valle y su recaída ha sido mucho más suave que la española.  En el tercer trimestre de 2012 la Eurozona había recuperado el 55 por ciento de la brecha y España estaba en un nuevo valle, 6 décimas por debajo del anterior.  Estos datos comparativos son preocupantes porque ilustran la vulnerabilidad de la economía española ante el ciclo de la construcción, que ha arrastrado a una parte importante de la banca y que ha comprometido gravemente a los presupuestos del sector público destruyendo sus ingresos.   Pero eso es son las causas de la recesión, que naturalmente en su día deberemos remediar.  Hoy me parece más interesante que saber quién tiene la culpa —la construcción, las cajas y los gobiernos ¿quién si no?— qué es lo que impide a las empresas de otros sectores crear empleo o buscarse otras fuentes de financiación.  Y esa reflexión nos vuelve a llevar a las trabas al crecimiento, a la dualidad del mercado laboral, al salario mínimo interprofesional excesivamente alto, a la duración exagerada de la prestación por desempleo y a la dependencia excesiva de las empresas del crédito bancario.

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