¿Cómo ha cambiado la distribución salarial durante la crisis?

Hace unos días se publicaron nuevos datos sobre la distribución salarial en 2011 en España. Los datos provienen de la Encuesta de Población Activa (EPA). Tradicionalmente esta encuesta no contenía información salarial, pero lo hace desde 2010, por un (bendito) cambio en la normativa europea. Como cabía esperar, durante la crisis ha habido un aumento de la desigualdad, que se ha producido en la mitad inferior de la distribución –es decir, de la mediana para abajo–.

Me voy a permitir empezar aireando una cierta frustración. Cuando descubrí que la EPA daba datos de salarios me llevé una gran alegría, pero luego esta se enfrió bastante. Resulta que la EPA no pregunta a los hogares por sus salarios, sino que usa registros administrativos para imputárselos. El INE alega en la nota metodológica que así evita tanto aumentar la carga a los informantes como reducir la tasa de respuesta, y también “un efecto de redondeo significativo, dado que el asalariado o asalariada es más probable que esté fuera del hogar (en su trabajo) cuando el encuestador llega o telefonea al mismo y se obtenga la respuesta sobre el salario mediante entrevista a otro miembro de la familia”.

No tengo suficiente información para valorar este argumento, pero pienso que no sería tan difícil pedir al hogar que tuviera a mano las nóminas de los miembros que trabajan, en la sexta (y última) entrevista, y que en estas condiciones no caería mucho la tasa de respuesta. Si otros países pueden hacerlo, ¿por qué no nosotros? Por otra parte, imputar el salario a partir de otras fuentes también implica cometer errores, pues: (a) en los datos de la seguridad social no se sabe el salario real, en caso de que esté sujeto a los topes de cotización máximos o mínimos, (b) los datos del impuesto sobre la renta se refieren a años completos, no a meses, y puede haber meses sin empleo, (c) hay personas a las que no se las encuentra en esas dos fuentes y (d) se pierden los datos del País Vasco (que no los proporciona).

Con respecto a los datos de salarios siempre me ha atraído la teoría de la conspiración: no interesa que sean rápidos y, sobre todo, fidedignos. Me ha reforzado este prejuicio que los datos de salarios no aparezcan junto con las demás variables (aquí), habiendo que ir a la nota metodológica (aquí) que nadie lee, pulsar en ella un enlace a una página de contenido también metodológico (aquí), para dar finalmente con los datos (aquí). Me estaré volviendo paranoico.

Sea como fuere, los datos son muy útiles, porque permiten ligar las características de los trabajadores con sus salarios, aunque lo que se dan son deciles, es decir, salarios –media y limíte inferior– en particiones del 10% de los trabajadores (supongo, pero no he comprobado, que se dan también los salarios en los microdatos). El primer decil (percentil 10 o P10) es el valor del salario que deja por debajo al 10% de los asalariados, la mediana (quinto decil o P50) deja por debajo a la mitad y el noveno decil (P90) deja por debajo al 90% (el percentil 99 es el favorito de Occupy Wall Street).

¿Cómo ha variado la distribución salarial entre 2006 y 2011? Veamos tres medidas habituales: la ratio entre la mediana y el primer decil (P50/10), que mide la desigualdad en la mitad inferior de la distribución salarial, la ratio entre el noveno decil y la mediana (P90/50), que mide la desigualdad en la mitad superior, y la ratio entre el noveno y el primer decil, que es una medida global de desigualdad. El gráfico muestra cómo han evolucionado estas medidas:

Desde 2008, la desigualdad ha aumentado en la mitad inferior, pues la mediana ha pasado de ser igual a 2.05 veces el primer decil a 2.27 veces, mientras que la diferencia entre el percentil 90 y la mediana apenas se ha movido. El resultado es un aumento de la desigualdad global del 11%: el percentil 90 pasa de ser 4.3 veces el percentil 10 a 4.77 veces. No es un aumento espectacular pero tampoco es despreciable.

¿Cómo nos sitúa esto en el contexto europeo? Según una fuente distinta, la Encuesta de Estructura Salarial de 2010 –vía Eurostat–, tenemos las siguientes cifras para asalariados con jornada completa (para la jornada parcial sale algo similar):

La desigualdad salarial en nuestro país es mayor que en Francia pero menor que en el Reino Unido y Alemania. No obstante, esta fuente solo recoge datos de empresas con diez o más empleados. Como en nuestro país tienen más peso las pequeñas empresas y estas pagan salarios más bajos, seguramente la desigualdad relativa de España está infraestimada. Además, son datos de salarios brutos, por lo que la desigualdad de salarios netos (tras pagar las cotizaciones sociales y el impuesto sobre la renta) podría generar rankings distintos.

Por último, veamos la evolución desde 2008 de los salarios reales (deflactados por el IPC) por deciles, que subyace a las medidas de desigualdad que hemos visto para nuestro país:

En solo tres años se observa una caída de poder adquisitivo importante en el 30% inferior de la distribución, que además es mayor cuanto menor es el nivel salarial. Por el contrario, hay aumentos reales de salarios de la mediana para arriba.

Un par de precisiones. Esta es una mera descripción de agregados. Entender cómo se han generado requiere, para empezar, una desagregación. Por ejemplo, del trabajo de Stéphane Bonhomme y Laura Hospido sabemos que hay un importante efecto de cambios en la composición del empleo, pues durante la expansión se redujo la desigualdad debido a los mayores aumentos salariales en la construcción, que después se han invertido parcialmente. También habría que investigar en qué medida estos patrones responden a cambios en la prima salarial a la educación (de cuya sorprendente caída durante la expansión nos hablaron Florentino, Luis y Sergi) y, en esta línea, estimar la parte que pueda provenir de causas tecnológicas (como vimos aquí para Estados Unidos). Igualmente, sería importante, aunque muy difícil, estimar qué efecto puedan haber tenido las reformas laborales de 2010 y 2011.

Por otra parte, los salarios son solo una parte de la renta total, que depende también de las variaciones en la situación laboral, en especial del paro, y de la evolución de las prestaciones sociales y las rentas no salariales. Como nos contó Javier Andrés, la desigualdad de la renta ha aumentado prácticamente en todo el mundo, tanto tendencialmente como durante la crisis, por muchas causas (ver aquí y aquí). Considerando la renta total, la desigualdad en España era algo superior a la media de la Unión Europea en 2008, pero aquí ha aumentado más durante la crisis. En unos días dedicaremos una entrada del blog a este asunto.

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