Las primeras tarjetas

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 La historia de las tarjetas de crédito es tan desconocida que parece mentira que cuando comenzaron a existir solo estuvieran reservadas para los clientes más selectos de la compañía americana Western Union, que fue la creadora de estas tarjetas.

 Fue en mil novecientos catorce cuando la compañía decidió crear una tarjeta especial con la que ofrecerles una línea de crédito con condiciones de trato preferente, como la posibilidad de acceder a  ella sin que se cargara ningún gasto por hacer uso de ella.

 Treinta años después algunas empresas contaban con tarjetas parecidas para que sus clientes hicieran compras, aunque estas tarjetas estaban limitadas únicamente a los establecimientos que las empresas regentaban, con el fin de atraer clientes y facilitarles comprar a crédito los artículos adquiridos, como por ejemplo tarjetas con las que hacer llamadas telefónicas o comprar gasolina. En estos momentos era necesario tener una tarjeta de cada lugar para acceder a cada una de las compras.

 No obstante, la primera tarjeta de crédito que funcionó del modo en el que lo conocemos ahora surgió en los albores de los años cincuenta, conocida como Diner’s Club, en parte porque la idea surgió en un restaurante. Su modelo de negocio consistía en lo mismo que hoy: funcionar como un intermediario entre el negocio y el comprador, cobrando al primero una comisión por la operación y al segundo otra por el mantenimiento.